Cuando en un juego hábil de dimensiones puedo escaparme de las obligaciones, llego a mis libros y apuntes, los tomo y rápidamente busco una palabra, una imagen, algo que mí vista reconozca, necesito alimentar la sed de pensar y discernir, de jugar entre palabras y croquis, entre sueños e ilusiones.
En esta carrera hacía mí rincón, mí lugar; muchas veces me encuentro con cosas que me proyectan hacia otro tiempo, recordando experiencias, enseñanzas, consejos.
La mayoría de las veces, todo esto queda en la nada; todo. Es debido a esto que comenzaré a tratar de acostumbrarme a soñar y escribir, a jugar y dibujar… a flexionar y flexionar una y otra vez mis ideas y pensamientos, tratando de pulirlos y así presentarlos para poder intercambiar con otros caminantes la gratificante tarea de “reflexionar”.
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